Derechos de las mujeres y niñas con discapacidad
Consideramos que las mujeres y las niñas con discapacidad estamos sujetas a múltiples formas de discriminación y, en este sentido, tal como establece el artículo 6 de La Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, reivindicamos que los estados tienen que adoptar medidas para asegurar que las mujeres y las niñas con discapacidad podemos disfrutar de todos los derechos plenamente y en igualdad de condiciones. Así mismo, hay que tomar todas las medidas pertinentes para asegurar el pleno desarrollo, adelanto y potenciación de la mujer, con el propósito de garantizarle el ejercicio y lo disfrutó de los derechos humanos y las libertades fundamentales.
Entendemos que hay que tener en cuenta y examinar como la existencia de diferentes categorías de discriminación, construidas socialmente y culturalmente (entre las que se encuentran las derivadas de la situación económica, la racialització, la situación administrativa, la clase social, la edad, la orientación sexual, la nacionalidad, la religión y la cultura), interactúan en múltiplos, y a menudo simultáneos, niveles, contribuyendo con esto a una sistemática desigualdad social. La confluencia de estos factores (que define el concepto de interseccionalidad), en las mujeres y niñas con discapacidad, tiene un efecto multiplicador que potencia la discriminación experimentada. Por lo tanto, se agravian las vulnerabilidades asociadas a la violencia de género y sus consecuencias psicológicas.
Reivindicamos las mujeres con discapacidad física y/u orgánica como agente activo de la comunidad y en la construcción de políticas públicas feministas, especialmente en el sistema de curas. Las mujeres con discapacidad física y/u orgánica existimos y transformamos realidades, políticas y ciudades para que cuiden de todo el mundo. Sin nosotros y sin accesibilidad, no hay ciudades cuidadoras.
Apostamos por políticas dirigidas a erradicar las discriminaciones y desigualdades que sufrimos las mujeres con discapacidad al ámbito laboral, tanto hacia los hombres con discapacidad como con el resto de las mujeres: brecha salarial, techos de vidrio... Pedimos igualdad salarial entre hombres y mujeres también dentro del ámbito de la discapacidad, donde esta discriminación se reproduce y se perpetúa.
Reivindicamos la incorporación de la asistencia personal en el proceso de repensar las políticas públicas de la cura y la conciliación como una vía clave para nuestra autonomía y para la igualdad de género. En los casos de mujeres con discapacidad física y/u orgánica que tenemos necesidad de apoyo de una tercera persona, si no podemos acceder a la asistencia personal estamos más expuestas a violencias machistas por parte de nuestra pareja, el entorno familiar o institucional, puesto que no podemos decidir quién accede a nuestro cuerpo y a nuestra intimidad
Apostamos por la erradicación del capacitismo, la estigmatización y la discriminación a todas las facetas de la vida, como eje básico para mejorar nuestra salud física y mental, especialmente en el caso de las mujeres con discapacidad quien solemos presentar resultados sanitarios más deficientes.
Artículo 6 de La Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad